Nunca digas para siempre y nunca
digas nunca porque los extremos nunca fueron buenos, siempre es necesario
llegar al punto medio entre ambos, pues ni nada dura para siempre ni nunca
sabes lo que puede pasar.
“Siempre” esa palabra que todo el
mundo suelta así como si fuera un simple hola, y no es así. Siempre es una
palabra por la que te comprometes con alguien, en ayudaros, en estar en lo
bueno y en lo malo. No un simple trato para salir del apuro, y cuando lleguen
los temporales, huir despavorido.
“Nunca” es esa palabra que cuesta
más soltar, pero que cuando la sueltas, sabes que no podrás cumplirla, porque
el destino no sabes que puede deparar ni hacia donde te va a llevar. Nunca es
una palabra que usamos para engañarnos a nosotros mismos, porque sabemos
perfectamente que por mucho que digamos que nunca haremos o pensaremos esto o
lo otro, el destino puede que nos de en la cara haciéndonos ver que el nunca no
es muy creíble.
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