Amigos de la reflexión

lunes, 17 de marzo de 2014

Todo tiene su fin

Todo lo que empieza acaba y llega a su fin, pero lo peor es cuando algo acaba antes de haberlo siquiera empezado. Esa sensación de que echas de menos momentos que sabes que seguramente nunca se volverán a repetir, pero que no puedes evitar hacerlo y pensar en lo que habría pasado si hubieran sido unas circunstancias distintas.
Cuando algo acaba dicen que algo cambie en ti, y puede ser verdad, aprendes de los errores y te servirá en un futuro para no volver a cometerlos, pero hay una cosa segura, tarde o temprano, volverán a ocurrir.
Lo peor de acabar algo es que lo acabes tú sin siquiera quererlo ni darte cuenta de lo que has hecho, pero una vez hecho no hay marcha atrás, y al principio no te das cuenta y piensas que has hecho bien, pero a medida que va pasando el tiempo te vas dando cuenta de que la has cagado y te arrepientes, pero tarde, lo hecho, hecho está y por mucho que quieras no eres dueño del tiempo para dar a un botón rebobinar y volver a empezar y arreglarlo. Ojalá todo fuera así de fácil, ¿verdad? Cagarla y rebobinar una y otra vez hasta hacerlo bien, pero eso acabaría por convertirse en una farsa.
Dicen que nunca te irás a dormir sin algo nuevo aprendido, y yo en tres días he aprendido más que en meses, y lo peor de todo, que he aprendido a base de cagadas en las que la única culpable o gran parte de la culpa la tengo yo, pero somos humanos, y cometemos errores...

No hay comentarios:

Publicar un comentario